Mi neta final
Llegamos
a la última clase, aunque no podamos creerlo finalmente termino. Español II, un
curso muy diferente a todos los relacionados. Cuando llegue por primera vez al
salón, después de subir 500 mil escaleras, el concepto de la clase que yo tenía
en mente cambio por completo en cuanto el profe empezó a hablar. Era una clase
mucho más activa e invitándonos a participar todo el tiempo, la clase misma te
mantiene despierta aunque sea a las 8 de la mañana. Español para mí siempre ha
sido aburrido, más que aburrido repetitivo, desde primaria con los mismos temas
y los “increíbles” “ensayos”. Esta clase en específico cambio el concepto
completo de la clase de español de siempre, despertó en mí una cosa muy rara,
ganas de leer. Junto con estas ganas de leer, varias herramientas para saber
qué es lo que realmente debo de leer, es decir, creó una conciencia en mí
respecto a que no debo de creer cada cosa que encuentro en internet. También la
costumbre de reflexionar sobre lo que sea que haya leído, a mí en lo personal
me sucedió varias veces, que fuera de las actividades de la clase, incluso en
otras materias analizaba el texto que acababa de leer con los mismos criterios
que utilizamos en Español II. Algo que me impidió aprovechar el curso al cien,
sería una especie de resistencia al trabajo, más bien dicho flojera. Este
semestre fue muy pesado para mí y cuando hacia mis tareas había momentos en los
cuales yo pensaba que tenía que cumplir con la tarea y cuando quería esforzarme
y pensaba que tenía tanto que leer, había momentos en los que no lo hacía. Aunque
también estoy feliz porque sé que no acabara el curso y ya, creo que varios de
mis compañeros y yo le vamos a dar continuidad a la investigación. Si tuviera
que volver a tomar la decisión de meter este curso a la misma hora con el mismo
profe, lo único que tal vez cambiaria sería la hora. Y digo tal vez porque a
veces la primera hora de la mañana mi cerebro absorbe un poco más de
información que regularmente.